De últimas en todas las ediciones de Pro League -desde 2019-, de la cornisa en la que estuvieron a punto de perder la posibilidad de mantener la plaza en este torneo en la temporada 2022/23; apareció la necesidad de resurgir. El Ave Fénix tenía un vuelo reservado de Ranchi a París y era para este equipo de Estados Unidos que tocó fondo para volver a soñar. Pero a los sueños en el deporte se los trabaja. Y eso hicieron hasta conseguir los pasajes a los Juegos Olímpicos.
David Passmore tomó las riendas del plantel a mediados del año pasado. La pandemia ya no era una excusa suficiente para nadie, aunque algunos lo sufrieron más que otros. El nuevo entrenador tenía un plan. Armó un cuerpo técnico acorde a sus necesidades y tenía un foco, un eje que no podía perder: “crear una cultura de equipo”. Este concepto sería clave porque ahí estaba el éxito, que todas compartieran las mismas creencias haría que el camino al objetivo sea más fácil. Estados Unidos llegó primero a la final de los Juegos Panamericanos en noviembre. El rival era el temido Argentina, que en la historia habían sabido superar, pero esa vez no venían con la envión suficiente ya que estaban en etapa reconstructiva. Cayeron por 2 a 1 y esa derrota, aunque dolió, les abrió la puerta al Preolímpico de Ranchi donde sólo tres selecciones –de ocho- lograrían lo más deseado.
Para Passmore, “el plan siempre fue clasificar a París 2024, pero al llegar supo que se necesitaba mucho trabajo y desarrollo después del COVID-19". La alegría llegó finalmente el 18 de enero, en India, cuando en la semifinal le dieron vuelta el partido a las japonesas y con dos tantos –en los minutos 52, Hoffman, y 55, Tamer- se aseguraron, además de estar en la última instancia, el lugar en los próximos Juegos Olímpicos con la victoria por 2 a 1. La final después con Alemania (0 a 2) sería anecdótica.
“Trabajamos muy duro para formar una cultura sólida, crear buenas estructuras tanto en ataque como en defensa y que las atletas estén en forma. Simplemente hemos trabajado también en los aspectos mentales del juego, lo que nos fue muy útil en los momentos claves de presión del Clasificatorio. Nunca creí que lo lograríamos hasta el pitido final contra Japón, cuando el equipo mostró su carácter en los últimos ocho minutos. Una confianza de esa naturaleza sólo se desarrolla después de una Pro League donde estábamos claramente por detrás de las otras naciones importantes”, explicó el entrenador.
Los pensamientos y las emociones tienen un rol protagónico en estos cruces en los que tenés la posibilidad de alcanzar una cuota del sueño olímpico pero también la chance de demorarlo o perderlo. Si ganaban, ya estaban adentro y si perdían debían triunfar en el próximo para lograrlo y hasta estaba la posibilidad de quedar fuera. “Decidimos desde el principio que nos concentraríamos en un partido a la vez, en el proceso de jugar bien y en cómo lo planeábamos. Si bien no se puede quitar la tensión y la presión, puedes asegurarte de que los atletas estén con una mentalidad positiva y relajada. Por supuesto, el hecho de que tuviéramos a nuestra arquera jugando tan bien (Kelsy Bing fue elegida como la Portera del Torneo) y que hayamos creado algunas buenas oportunidades ayuda a generar confianza”, contó David.
Poner al bienestar mental como prioridad era parte del proyecto del cuerpo técnico. Ashley Hoffman, capitana y autora de ese primer tanto en Ranchi que dejó el empate parcial y regaló aire fresco, también cree en esta idea que se convirtió en _“cultura”: _ “En mi experiencia, demasiados atletas viven la mayor parte del tiempo bajo grandes cantidades de estrés. Estar en un modo de ‘lucha’ constante afecta a todos los sistemas del cuerpo y, por lo tanto al rendimiento, pero más importante aún, a la salud mental y emocional. Nuestros estados impactan directamente en nuestra capacidad de desempeñarnos de manera positiva o negativa”, reflexionó quien seguro aprendió la disciplina de su madre Brenda, bronce en los Juegos Olímpicos de 1984, única para el país.
Además de ser una de las jugadoras más experiementadas, con 27 años, Ashley le ofrece al equipo su conocimiento sobre la práctica de yoga y Mindfulness para neutralizar el ánimo en distintas situaciones, ya sea de forma cotidiana o antes de un partido. “Creo que es una extensión natural del trabajo que nuestro psicólogo deportivo y nuestro equipos hacen con nosotras. Todas las partes juntas, más nuestra cultura y los esfuerzos individuales de cada persona por ser resilientes mental y físicamente han conducido a mejoras en los momentos de alta presión definitivamente”.
Entender cómo llega un equipo a la meta ayuda a poner en perspectiva lo que realmente necesita. Estados Unidos venía de muchos golpes, de malos resultados. Un señor técnico llamado David Passmore llegó con una idea que alineó los planetas. Todas debían tener el mismo objetivo, las mismas formas, un compromiso idéntico y la entrega total para este equipo. A ese conjunto lo llamó “cultura” y así logró una unión tan fuerte que les permitió resurgir.
“Sueño con ganar una medalla olímpica”, dijo Ashley Hoffman. Y se suma a la ilusión argentina. América tendrá dos representantes en París 2024.