De cara al Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, que se celebra el 6 de abril, la Federación Internacional de Hockey (FIH) dedicará los próximos días a destacar el rol del hockey en la promoción de la paz y el desarrollo a través de diversos proyectos e iniciativas. Las historias provienen de los cinco continentes donde se practica hockey, y la de hoy llega desde Panamérica.
El 8 de marzo, el regreso de Venezuela al Pan American Challenge Sub-21 en Barbados, que culminó con una impactante medalla de bronce, significó mucho más que un simple retorno: fue una muestra del poder transformador del deporte. Tras más de una década alejados de la competencia juvenil, los jugadores venezolanos salieron a la cancha no solo a competir, sino a reavivar un movimiento que trasciende lo deportivo. En el marco del Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, el camino de Venezuela es un ejemplo inspirador de cómo el deporte puede fomentar la resiliencia, la unidad y la esperanza para las generaciones futuras.
El hockey en Venezuela tiene una historia profunda, que se remonta a su debut internacional en los Juegos Panamericanos de Caracas en 1983. A lo largo de las décadas, el deporte se expandió por todo el país, alcanzando en su momento presencia en 15 de los 24 estados venezolanos. Sin embargo, los desafíos económicos y logísticos provocaron retrocesos, limitando las oportunidades para los jóvenes atletas. A pesar de estos obstáculos, la pasión por el hockey nunca desapareció.
Para Venezuela, el deporte es más que una competencia: es una herramienta de desarrollo, un puente hacia grandes aspiraciones. Actualmente, cerca de mil jugadores, desde principiantes hasta atletas experimentados, practican hockey. El resurgimiento del equipo nacional juvenil es símbolo de perseverancia, demostrando que incluso después de años de ausencia, un esfuerzo comprometido puede reavivar el orgullo nacional y la ambición deportiva.
Omar Bastardo, presidente de la Federación Venezolana de Hockey, reconoce la importancia de este hito: “Para nosotros es una gran oportunidad regresar a la escena internacional como selección nacional, ya que no habíamos participado en ningún evento desde 2018, y no competíamos a nivel juvenil desde 2012”, expresó. El regreso ha sido intenso pero gratificante, con poco tiempo de preparación pero un compromiso firme con el progreso.
Más allá de los resultados inmediatos, la verdadera victoria está en el impacto a largo plazo. La federación se propone fortalecer el hockey en al menos ocho estados, establecer una Liga Nacional y, en última instancia, inspirar a una nueva generación de atletas. “Queremos tener una cancha oficial dedicada exclusivamente al hockey. Ese es un objetivo clave para nosotros y una meta para los próximos años”, destacó Bastardo. Al crear infraestructura sostenible y ofrecer oportunidades constantes, Venezuela está sentando las bases para un futuro donde el deporte sea un motor de desarrollo personal y comunitario.
El poder del deporte va más allá de la competencia: une comunidades, inculca valores de trabajo en equipo y perseverancia, y brinda a los jóvenes caminos hacia un futuro más prometedor. El regreso de Venezuela al hockey internacional encarna la esencia del Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz: usar el deporte para superar desafíos, inspirar cambios y generar oportunidades para todos.
Con una medalla de bronce en sus manos y un renovado sentido de propósito, los equipos de hockey de Venezuela ya apuntan al Clasificatorio a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se disputará en México en mayo de 2025. Su recorrido ejemplifica cómo el deporte puede ser una fuerza de crecimiento, resiliencia y paz—una historia que continúa escribiéndose, paso a paso, dentro y fuera del campo.
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