Cerrando su participación en este torneo y disputando las últimas colocaciones, jugadores referentes de estos seleccionados contaron cómo se juega al hockey en sus países y cuánto les cuesta llegar a estos torneos para poder participar.
Apasionados por este deporte, tratan de llevar adelante su seleccionado y crecer a pesar de los resultados.
Ademir Montenegro, de Panamá, tiene 25 años, comenzó a jugar cuando tenía 14. Y desde entonces, no sólo entrena como puede sino que colabora para que más jóvenes practiquen este deporte.
“Es la primera vez que jugamos en una cancha oficial sintética. Todos nuestros torneos anteriores, fueron en cancha grande en césped o en pista. Pero jugar en esta cancha reglamentaria, en un torneo oficial, es jugar al hockey en serio. Sentimos estará jugando este deporte como debe ser”, confiesa Ademir.
Tiene 25 años y practica este deporte desde los 14. Hoy, cursando el último año de Ingeniería
Electrónica y Telecomunicaciones, Ademir cuenta que por las competencias que ha venido teniendo con la selección de su país, debió renunciar a su trabajo.
“Yo soy Bombero en el Aeropuerto de Coclé, donde vivo, y entreno como puedo. Cuando tengo días libres”; confiesa Manuel Correa, el #9 de la Selección Panameña.
“Jugar en esta cancha, fue una experiencia muy emocionante. Nosotros no podemos hacer esto allá porque no nos prestan las canchas. Pudimos practicar en una cancha pequeña antes de venir y concentramos 5 dias. Pero no tenemos el entrenamiento ni el apoyo que necesitamos. Vemos que todas las selecciones mejoran en cada torneo y nosotros no podemos crecer como quisiéramos.
No tenemos el apoyo suficiente para crecer. Algunos de nuestros compañeros perdieron su trabajo por las últimas dos competencias que tuvimos. Al regreso del Torneo de Pista que tuvimos en Honduras, ya no tenían su trabajo. Es cierto que la Federación Panameña aporta, pero necesitan mucho más para poder afrontar estos torneos de alto rendimiento”, dice Manuel.
Otro de los grandes desafíos que enfrentan países como Panamá o Ecuador, es conseguir la indumentaria óptima para estas competencias.
“Nosotros en Panamá debemos comprar muchas cosas a través de internet para poder viajar y tener los elementos para jugar un partido”, cuentan ellos.
“Yo, estoy atajando con un equipo de desarrollo y para estos torneos no es el traje adecuado. Ojalá tuviésemos mas apoyo para poder trabajar y entrenar mejor”, cuenta por su parte el portero de Ecuador, Lincoln Palacios. Es quizás uno de los más jóvenes de su plantel pero con vasta experiencia y una destacada personalidad adentro del campo, ordenando a sus jugadores y promoviendo el hockey fuera de ella.
Estudiante y con sólo 17 años, confiesa que con su familia debieron mudarse para que pueda seguir practicando hockey.
“Yo vivía Santo Domingo, y con mi familia nos mudamos a Manabí, adonde hace poco tuvimos un torneo. No tenemos una cancha allá, se juegan mucho en pista. Por eso este equipo no tiene mucha técnica en esta cancha. Pero aun así, siento que nuestro equipo creció mucho y logró mucha experiencia desde los Juegos Bolivarianos hasta acá.
Pero sin una cancha, es muy difícil que podamos crecer. Nos cuesta mucho reunirnos para entrenar todos juntos. Creo que hay una descoordinación por parte de la Federación de Ecuador y el Comité Olímpico”, cierra Lincoln.
A pesar de sus 20 años, Yeremy Bombon, es uno de los jugadores seleccionados más antiguos de Ecuador.
“Juego al hockey desde que llegó a Ecuador. Mientras otros se han retirado o cambiaron de deporte, yo sigo trabajando por el hockey y jugando a pesar de sus tiempos y la poca disponibilidad para practicar”, cuenta Yeremy mientras mira el triunfo de Brasil sobre Uruguay.
“Me hubiese gustado mucho jugar en contra de Brasil, aunque pierdas, siempre es muy bueno por la experiencia que logras. A nosotros nos falta experiencia porque no tenemos una cancha sintética, porque siempre tienen prioridad otros deportes. Reunirnos para entrenar nos demanda muchas horas de viaje.
Antes de venir habíamos entrenado mucho en pista para ir a Honduras. Luego nos notificaron que Ecuador no participaría y debimos cambiar de cancha para poder jugar acá. Fue una gran experiencia para todos nosotros”; cierra Yeremy.
Movilizados por la pasión por el hockey y con las limitaciones que impone el momento en su país, estos jugadores representan a su seleccionado de la mejor manera que pueden. Desde adentro, jugando y aprendiendo. Y desde afuera, trabajando para sumar deportistas, y peleando por conseguir el apoyo necesario para poder crecer como quisieran.
