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Roger St Rose (Trinidad & Tobago) y Matias Barbosa Castaño (Chile)

Por amor al deporte

18 de mayo de 2016

Por amor al deporte

Son las personas que hacen el juego posible; aunque hagan un gran trabajo, pasan desapercibidos – se sienten terriblemente orgullosos de su estado y profesionalismo.

El equipo de árbitros y managers de árbitros en los eventos internacionales como el Campeonato Panamericano Junior no son simplemente elegidos al azar entre los oficiales, son elegidos debido a su capacidad para arbitrar a un alto nivel; habilidad lograda a través de muchos años de entrenamiento y de haber demostrado su compromiso para mejorar sus habilidades, elevar su propio nivel de desempeño y mantenerse al corriente de los cambios en el juego.

Dos de estos hombres son Roger St Rose de Trinidad y Tobago y Matías Barbosa Castaño de Chile.  Roger es uno de los dos managers de árbitros controlando el Campeonato Panamericano Junior en Toronto (junto a Alan Waterman de Canadá), mientras que Matías es uno de los ocho árbitros PAHF dirigiendo en el torneo.

Roger explica lo que implica el trabajo de manager de árbitros: “veo nuestro papel principalmente como entrenadores y mentores para el panel de arbitraje que ha sido seleccionado para este torneo. Nuestro trabajo es crear un ambiente propicio para que el árbitro individual logre un camino de crecimiento positivo en su carrera de arbitraje.”

"Trato de crear un ambiente donde el árbitro sienta confianza en sí mismo, esté relajado y trato de asegurar que sólo se concentre en los resultados positivos del juego".

Este último es un punto importante porque, al igual que los jugadores, los árbitros tendrán juegos buenos y malos, o buenos y malos momentos en la cancha. Uno de los papeles de Roger es asegurarse que el árbitro cuya confianza haya sufrido un golpe esté listo para el próximo partido. Su filosofía es simple: darle tiempo al árbitro para relajarse, y luego sentarse e identificar el problema. Una vez que han establecido por qué sucedió, Roger dice que es hora olvidar el tema y seguir adelante.

Este es un enfoque desarrollado después de años de experiencia como árbitro y manager de árbitros. La carrera de Roger en el arbitraje internacional comenzó en 1987 en el torneo clasificatorio de la Copa del mundo Junior PAHF, aunque se inició en el arbitraje cuando estaba en la escuela secundaria.

Alcanzó su calificación Grado 1 en 1992 y llegó al nivel Olímpico/ Copa del Mundo en 1994. Su primer torneo de más alto nivel fue la Copa del Mundo de Australia en 1994.

Desde entonces el currículum vitae de Roger siguió creciendo e incluye: dos copas del mundo Junior, Champions Trophy, Juegos del Commonwealth, final de la Copa Europea, dos clasificatorios Olímpicos, varios Juegos Centroamericanos y del Caribe, muchos Juegos Panamericanos y los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996.

De estos, Roger dice que su mejor momento en el arbitraje fue en 1996 durante un partido del Champions Trophy entre el país anfitrión Pakistán y España. "He tenido muchos buenos momentos en el  arbitraje en diferentes partes del mundo; pero hasta ahora el que más disfruté fue en Lahore, Pakistán en 1996 donde dirigí un partido memorable entre Pakistán y España con mi compañero de cuarto Peter Von Reth frente a un estadio lleno con más de 30.000 personas.”

Roger se retiró como árbitro internacional en el año 2000, pero él todavía dirige en la Liga nacional en Trinidad y Tobago. A pesar de estar alejado desde hace algún tiempo del arbitraje al más alto nivel, revela que aun existe la sensación de nervios antes del partido, aunque por razones diferentes: "normalmente duermo muy poco la noche anterior a un partido ya que me siento ansioso por asegurar que los árbitros no tengan que pensar otra cosa que lo que está sucediendo en el campo.

"Creo que estoy más ansioso de que dirijan bien de lo que ellos puedan imaginar; pero intento mantener una cara de poker y aparecer indiferente. Trato de asegurarme que los árbitros puedan relajarse antes del partido y que puedan hacer todas las cosas que hacen siempre en preparación para un partido. Intento que no estén demasiado ansiosos o nerviosos, que realicen la preparación del partido y estén pensando en cosas positivas al entrar al partido."

Matías Barbosa Castaño está en el otro extremo de su carrera de arbitraje. Ha sido un árbitro durante ocho años, haciéndose cargo de su primer torneo hace cinco años. Matías dice que ha aprendido una cantidad asombrosa en los últimos años, tanto a través del arbitraje en diferentes lugares, así como al trabajar con su diverso grupo de colegas de arbitraje. "Me veo entre ahora y entonces," él dice, casi desconcertado, "y debo decir que soy una persona completamente diferente. Más relajado, más sabio y con mucho más conocimiento.

Sin embargo, Matías dice que todavía tiene mucho que aprender: "si puedo ponerlo en números, yo diría que estoy en el 20 por ciento de mi potencial. Solo quiero seguir aprendiendo. Cada torneo es diferente, y en todos ellos aprendí cosas diferentes.”

Matías tiene buenas razones para estar mirando hacia adelante a arbitraje en Toronto. Ofició en los Juegos Panamericanos en Toronto en 2015 y dice que la experiencia fue el punto culminante de su carrera hasta ahora. "Ese torneo fue todo un éxito: el arbitraje, los managers, los juegos, toda la organización, los voluntarios. Completamente superó mis expectativas. Me reforzó la razón por la qué quería arbitrar en primer lugar. Ahora no puedo esperar para que comience el Campeonato Panamericano Junior. Espero que sea tan satisfactorio como la última vez que estuve en Toronto."

Mientras que Matías está prosperando en su papel como árbitro internacional, él admite que hay momentos en que su compostura puede estar amenazada por las circunstancias. La experiencia acumulada durante los últimos ocho años le ha ayudado a sobrellevar estos momentos de estrés.

"Creo que esta es la mayor diferencia entre un árbitro experimentado y alguien relativamente nuevo. Los árbitros son personas; gente maravillosa, pero simplemente personas. Cometemos errores durante el juego y, obviamente, nos alteramos sobre algunas decisiones que tomamos. Pero también podemos aprender de esos errores.”

"Es muy importante que al entrar al campo de juego te encuentres en el estado de ánimo adecuado. Para lograrlo es importante tener una buena preparación antes del partido con tu compañero de arbitraje, hacer buen uso del tiempo para entrar en calor antes del partido, para conocer la cancha y echar un vistazo a como los equipos entran en calor. Se trata de familiarizarse con el entorno."

Si hablas con alguno de los árbitros en el circuito internacional, descubrirás una lealtad única. Matías, resume esta relación. "Creo que la relación entre los árbitros y la mesa técnica no es sólo importante, es un elemento clave para tener un buen partido. Tu compañero de arbitraje debe respaldarte durante el juego.

"Durante el torneo es importante establecer un cierto nivel de familiaridad con todo el equipo de arbitraje. No hay nada mejor que arbitrar un juego con alguien que uno conoce."

Mientras que el manejo de los nervios antes del partido, calmar a los jugadores furiosos y tomar decisiones que cambian el partido podrían hacer parecer la vida del árbitro muy estresante, siempre hay un lado más liviano en este rol. "Estaba arbitrando un partido normal en el campo," recuerda Matías. "No hubo problemas durante todo el juego. Luego, 10 minutos antes de que terminara el juego, un perro entró al campo, agarró la pelota y corrió fuera del estadio. No teníamos otra pelota así que tuvimos que terminar 10 minutos antes del tiempo reglamentario. Todos reímos mas tarde."

Y por supuesto, siempre queda la sensación de euforia que viene de ser un elemento importante de un momento especial. Para Matías, esto fue en los Juegos Panamericanos el año pasado.

"Mi último partido en los juegos, fue Cuba contra Trinidad y Tobago", dice. "Por el 7-8 lugar y Cuba sólo tenía ocho jugadores porque otros ocho miembros del equipo habían desaparecido en las calles de Toronto buscando asilo político.

"Esperaba el juego fuera catastrófico: pensé que los jugadores cubanos serían agresivos, que retrasarían el juego tanto como pudieran, que sería un juego con muchas lesiones y tarjetas. Pero estuve completamente equivocado.

"El equipo cubano jugó a su mejor potencial. Estaban jugando, no sólo por el amor a su país, pero por el amor personal a este deporte y por respeto a sus oponentes. Durante el partido entero corrieron, crearon jugadas, sin ninguna queja.

Cuba perdió 14-0 y al final del partido, los jugadores cayeron al suelo agotados. Los jugadores de Trinidad y Tobago les ayudaron a levantarse y los llevaron por todo el campo para que los espectadores pudieran alentarlos. 1.000 personas le dieron una ovación de pie a los ocho jugadores. Fue un momento que nunca olvidaré y la razón de por qué me encanta este deporte.

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